sábado, 4 de agosto de 2012

Forever, John.

Es otońo, 1964, me llamo John Coltrane y después de estos cinco días recluido en el piso de arriba de nuestra casa, en Long Island, sé que lo tengo todo, toda la música, todo listo.
Todo el sonido y el sonido de todo está ahora en mi sangre, recorriendo infinitamente mi espíritu, lanzándome hacia el cielo, respirando eternamente a través de mí.

Todas las palabras con las que se pronuncian los grandes discursos que despiertan y agitan nuestra conciencia y aquellas con las que se recitan los poemas más sinceros que nos desnudan, todo lo que aún no ha sido gritado, ni murmurado..., todo es la música que me habita. Por fin.